ARTÍCULO: Entrevista para Rolling Stone (Edición Octubre 2019)

En su entrevista más profunda e introspectiva en años, Swift nos cuenta todo sobre el camino rocoso hasta Lover y mucho, mucho más

Por Brian Hiatt

Taylor Swift irrumpe en la cocina de la casa de Nashville de su madre, sonriendo como claramente haría Taylor Swift. (¿Os suenan esos clásicos labios rojos suyos? Pues eso.) "Necesito a alguien que me ayude a teñirme el pelo de rosa", dice, y unos instantes después, sus puntas combinan con su esmalte de uñas brillante, sus zapatillas y las rayas de su camisa de botones. Todo por conservar la estética pastel de su nuevo álbum, Lover; la Taylor a la defensiva, vestida en cuero negro de la pasada era, ya ha colgado el teléfono. El ambiente es tranquilo por la cocina de isla de granito negro, mientras los padres y el hermano pequeño de Swift pasan por aquí. Los dos perros de su madre, uno diminuto y otro enorme, se abalanzan locos de contentos sobre los invitados. Y podría ser una visita de fin de semana de cualquier joven de 29 años a sus padres, de no ser por la locura que se avecina por el pasillo.

En una terraza bien ventilada, 113 nerviosos, temblorosos e incrédulos fans esperan entre lloros a que comience una de las sesiones secretas de Swift, rituales sagrados entre su fandom. Está a punto de ponerles su séptimo álbum, aún inédito, este domingo por la tarde de principios de agosto, y de ofrecerles sustanciosos comentarios. También les ha hecho galletas. Justo antes de empezar la sesión, Swift se sienta en el estudio de su madre (donde "trabaja Google", según su hija) para conversar conmigo durante unos minutos. Las paredes negras de la habitación están decoradas con fotos clásicos de rock en blanco y negro, que a Bruce Springsteen y, como era de esperar, James Taylor; también hay imágenes más recientes de Swift posando con Kris Kristofferson y tocando con Def Leppard, la banda favorita de su madre.


Es una esquina, se encuentra la guitarra acústica que Swift tocaba de adolescente. Es casi seguro que con ella compuso algunas canciones conocidas, pero no recuerda cuáles exactamente. “Sería un tanto extraño terminar una canción y decir: “Vale, ahora me acordaré de este momento”", dice, riendo. “(en tono arcaico) ¡Esta guitarra ya ha sido nombrada una reliquia sagrada!”.

La sesión secreta en sí es, como su nombre indica, algo totalmente secreto; podemos confirmar que bebió algo de vino blanco, dado que su copa aparece en algunas de sus fotos en Instagram. Se quedó despierta hasta las 5 de la mañana, charlando y haciéndose fotos con cada uno de sus fans. Cinco horas más tarde, continuamos nuestra conversación en el condominio en Nashville de Swift, casi en el mismo lugar donde hicimos una de nuestras entrevistas para su portada de la Rolling Stone en 2012. Apenas ha cambiado algo de decoración caprichosa en estos últimos siete años (una de las novedades es una mesa de billar que reemplaza el sofá donde nos sentamos la últimas vez), así que me siento un poco en una cápsula del tiempo. Todavía está ese conejito de peluche enorme hecho de musgo en una esquina y una jaula de pájaros de tamaño humano en el salón, aunque las vistas desde este último ahora son de condominios genéricos en vez de solo distantes colinas verdes. Swift anda descalza ahora, vestida con unos vaqueros claros y una camisa de botones atada a la cintura; se ha recogido el pelo y apenas lleva maquillaje.


¿Cómo resumir los últimos tres días de Taylor Swift? En julio de 2016, después de que Swift expresara su descontento con la canción de Kanye West Famous, Kim Kardashian hizo todo lo posible por destruirla, publicando grabaciones clandestinas de una conversación telefónica entre Swift y West. En el audio fragmentado, se puede escuchar a Swift afirmando estar de acuerdo con el verso “Taylor y yo hasta podríamos tener sexo”. Pero la oímos enterándose del siguiente, el que le molestó – “Yo hice famosa a esa perra” –, y como ella explicaría más adelante, hay mucho más de su parte en la historia. La reacción fue… bueno, rápida y abrumadora. Es más, aún no ha desaparecido del todo. Ese mismo año, más tarde, Swift decidió no pronunciarse con respecto a las elecciones de 2016, lo cual no ayudó en absoluto. Ante todo, hizo reputation – un pop feroz, ingenioso, casi industrial, compensado por canciones de amor de una belleza cristalina – y dio una gira por estadios tremendamente exitosa. En algún lugar del camino, conoció a su actual pareja, Joe Alwyn, y a juzgar por ciertas canciones de Lover, van muy en serio.

Lover es el disco más maduro de Swift, un reequilibrio de sonido y personalidad que abre las puertas a la próxima década de su carrera; también es un bienvenido regreso a la variedad sonora del Red de 2012, con temas que van desde el über-bop en colaboración con St. Vincent de Cruel Summer hasta el insoportablemente conmovedor Soon You’ll Get Better (con las Dixie Chicks) y el bailable estilo Shake It Off de Paper Rings.

A ella le apetece hablar de su música, claro está, pero también está preparada para hablar de los últimos tres años de su vida, en profundidad, por primera vez. En ciertos momentos, la conversación no es agradable. Ha desarrollado una superarmadura en los últimos años, pero aun así su cara es todo lo contrario a una de póker – uno puede observar cada microemoción que se apodera de ella cada vez que reflexiona sobre una pregunta, su nariz arrugándose en señal de ofensa semiirónica por el término “estrellas de pop de la vieja escuela”, sus ojos absurdamente azules brillando al tocar temas oscuros. En cuanto a sus peores momentos, dice: “Sientes que te arrastra por completo la marea. ¿Y qué vas a hacer? ¿Salpicar mucho? ¿O contener la respiración y esperar a resurgir de alguna manera? Eso fue lo que hice yo. Y me costó tres años. Y ahora estoy aquí sentada, concediendo una entrevista – el hecho de que ya hemos hecho una entrevista antes es lo único por lo que no estoy sudando por todo el cuerpo.

Brian Hiatt: Cuando charlamos hace siete años, todo te iba superbién y te preocupaba que algo saliera mal.
Taylor Swift: Sí, sabía que pasaría. Sentía que iba caminando por la acera, sabiendo que al final el suelo se derrumbaría y me caería. No puedes seguir ganando y hacer que a la gente le guste. A la gente le encanta “lo nuevo”: te levantan en el asta de la bandera, y tú te agitas un poco allí arriba. Y luego dicen: “Ah no, esperad un momento, que esa bandera es justamente lo que queremos.” Ellos deciden si algo que estás haciendo es incorrecto, si no estás representando lo que debes defender. Si eres un mal ejemplo. Más tarde, si sigues haciendo música y sobrevives, y sigues conectando con la gente, te volverán a levantar en el asta de la bandera de nuevo, para luego bajarte, para luego subirte otra vez. Y esto le pasa más a las mujeres que a los hombres en el mundo de la música.

B: Y también te sucedió a ti algunas veces a menor escala, ¿no?
T: He tenido varios desbarajustes en mi carrera. Con 18 años, me decían: “En realidad, ella no escribe sus canciones”. Así que compuse mi tercer álbum por completo yo sola en respuesta a eso. Después, se me decía que era una cazadora de citas, una devoradora de hombres majara, cuando tenía 22. Así que decidí no salir con nadie durante unos dos años. Y luego, en 2016, decidieron que absolutamente todo sobre mí estaba mal. Si hice algo bueno, fue por razones equivocadas. Si hice algo valiente, no lo hice correctamente. Si me defendía, estaba liando un berrinche. Y así fue como me encontré a mí misma en esa cámara de eco de burlas sin fin. A ver, yo tengo un hermano dos años y medio más pequeño que yo, y nos hemos pasado la mitad de nuestras vidas queriendo matarlos y la otra mitad como mejores amigos. ¿Y sabes de esa típica tontería que hay entre niños? Por ejemplo, yo le diría a mi madre: “Mamá, ¿me das un poco de agua?”, y mi hermano le diría: “Mamá, ¿me das un poco de agua?”, y yo le diría a él: “Eres un copión”, y entonces él me diría a mí: “Eres un copión”. Siempre con esa voz de burla tan desagradable y retorcida. Pues así es como me sentí en 2016. Así que simplemente decidí no decir nada de nada. No fue realmente una decisión. Fue algo completamente involuntario.

B: Pero también viviste cosas buenas en tu vida en esos momentos – eso también es parte de reputation.
T: Los momentos de mi verdadera historia en ese álbum son temas como Delicate, New Year’s Day, Call It What You Want, Dress. La otra cara de reputation es que en realidad se trata de una historia de amor. Todo era una historia de amor en medio del caos. Todos esos himnos metálicos de batallas armadas era solo lo que estaba sucediendo fuera. Eso era la batalla en curso que veía desde las ventanas, y luego estaba lo que está pasando en mi mundo – mi mundo recientemente tranquilo y acogedor que yo misma había elegido por primera vez… Y es extraño, porque incluso en algunos de los peores momentos de mi carrera, y de reputation, he de decir, también algunos de los más bonitos, de esa vida calmada que yo escogí tener. Tengo recuerdos increíbles con amigos que ahora sé que se preocupaban por mí, incluso cuando me odiaban. Lo malo fue muy malo. Pero lo bueno perdurará. Y lo que aprendí de esto es que no puedes mostrar tu vida a todo el mundo.

B: ¿Eso qué quiere decir?
T: Digamos que yo solía ser como un Golden retriever, yendo hacia todo el mundo, meneando la cola. Con un “¡Por supuesto! ¿Qué quieres saber, qué necesitas?” en la boca. Y supongo que, ahora, tengo que ser más como un zorro.

B: ¿Te arrepientes de cómo se percibió el tema del “escuadrón de chicas”?
T: Sí, jamás hubiera imaginado que la gente hubiera pensado: “Esto es una camarilla en la que a mí nunca me hubieran aceptado si hubiera querido entrar en ella.” Dios, eso me dolió como si me cayera una tonelada de ladrillos encima. Pensé que aquello no había salido como yo quería que saliera. Pensé que era simplemente una forma de mantenernos unidos, como a los hombres les pasa. El patriarcado permite a los hombres tener “colegas hermanos”. Si eres un artista masculino, existe un acuerdo en el que respetas a tus contrapartes.

B: ¿… Mientras que todo el mundo espera que las mujeres se peleen entre sí?
T: Todo el mundo supone que nos odiamos entre nosotras. Incluso si nos estamos haciendo una foto sonriendo rodeándonos con los brazos, todo el mundo supone que tenemos un cuchillo escondido en el bolsillo.

B: ¿Cómo de peligroso era que tú misma cayeras en ese pensamiento?
T: El mensaje es peligroso, la verdad es que sí. Nadie es inmune, porque somos un producto de lo que la sociedad, los amigos y ahora Internet nos cuenta, a menos de que aprendamos de la experiencia.

B: Una vez cantaste sobre una estrella que “cogió su dinero y su dignidad y se largó de aquel infierno”. En 2016, escribiste en tu diario: “Este verano es el apocalipsis”. ¿Cómo de cerca estuviste de tirar la toalla por completo?
T: Pensé mucho mucho en ello. Pensé en cómo las palabras eran mi única manera de dar sentido al mundo y de expresarme – y ahora cualquier cosa que digo o escribo se vuelve en mi contra. A la gente le encanta los frenesís de odio. Son como pirañas. La gente se lo pasó genial odiándome, y realmente no necesitaban muchas razones para hacerlo. Y yo sentía que la situación era bastante desesperada. Escribía montones de poemas superagresivos y amargos constantemente. Escribí un montón de artículos de opinión que sabía que jamás publicaría, sobre cómo es sentir que estás en una espiral de vergüenza. Y no pude descubrir cómo aprender de eso. Porque no estaba segura de qué fue lo que hice exactamente que estuviera tan mal. Y eso fue especialmente duro para mí, porque yo no soporto cuando la gente no acepta las críticas. Así que trato de autoexaminarme, y aunque a veces es muy doloroso, intento comprender de dónde viene una persona a la que no le gusto. Y ahora entiendo completamente por qué hay gente a la que no le gusto. Porque… ya sabes, mis inseguridades me han hecho pensar esas cosas, y cosas mil veces peores.

B: Pero algunos de tus antiguos críticos se han convertido en tus amigos ahora, ¿verdad?
T: Algunas de mis mejores amistades son personas que me criticaron públicamente y luego iniciamos una conversación. Hayley Kiyoko estaba dando una entrevista una vez y dio un ejemplo de cómo siempre canto sobre relaciones heterosexuales y me importa una mierda lo que opine la gente, al igual que a ella le importa una mierda lo que la gente opine sobre que cante sobre chicas, y es algo totalmente válido. Como Ella – Lorde –, que lo primero que dijo sobre mí fue una crítica sobre mi imagen o algo así. Pero claro, yo no puedo responder a alguien diciéndole: “Tú, como ser humano, eres muy falso.” Y si dicen que te estás haciendo la víctima, eso debilita por completo tu capacidad de verbalizar cómo te sientes a menos que sea positivo. Con lo cual, ¿debería sonreír todo el tiempo y no decir nunca que algo me ha hecho daño? Porque eso sería muy falso por mi parte. ¿O debería ser real sobre cómo me siento y dar respuestas válidas y legítimas a las cosas que me pasan en la vida? Ah no, espera, ¿sería eso hacerse la víctima?

B: ¿Y cómo escapas de esa trampa mental?
T: Desde que tenía 15 años, si la gente me criticaba por algo, lo cambiaba. Y entonces empiezas a pensar que quizá seas esa mezcla de críticas que te lanzaron, y no una persona real que haya tomado alguna de esas decisiones. Y entonces decidí que necesitaba vivir una vida tranquila, porque una vida personal tranquila no invita a discusión, disección ni debate. No me daba cuenta de que estaba invitando al mundo a sentir que tenían el derecho de jugar con mi vida como si fuera un videojuego.

B: La frasecita de “La antigua Taylor no puede ponerse al teléfono ahora mismo… ¿Que por qué? ¡Porque está muerta!” fue en su momento superdivertida, pero, ¿cómo de en serio nos la tenemos que tomar?
T: Hay una parte de mí que siempre será diferente. Necesitaba crecer en muchos sentidos. Necesitaba establecer límites, descubrir qué era mío y qué del público. ¿Esa antigua versión de mí que comparte todo sin pensarlo con un mundo con el que probablemente no debería compartirlo? Creo que ha desaparecido. Pero lo de la frase vino de un momento divertido en el que estábamos Jack [Antonoff] y yo en el estudio y quise jugar con la idea de la llamada telefónica, porque así fue como comenzó todo aquello, con una estúpida llamada telefónica que nunca debería haber cogido.

B: Hubiera sido todo mucho más fácil si hubieras dicho lo que acabas de decir.
T: Hubiera sido tan, pero tan genial si hubiera dicho eso… [risas].

B: Sin embargo, parte de la iconografía de Lover sí que sugiere que la antigua Taylor ha vuelto.
T: Yo no considero que me haya apoyado en la antigua versión de mí misma para crear este álbum, que es muy muy autobiográfico. Pero también cuenta con momentos de extremo enamoramiento y de extrema confesión personal.

B: Según tú, ¿hiciste algo mal al tratar el tema de la llamada telefónica? ¿Te arrepientes de algo?
T: El mundo no entendía el contexto ni los eventos que llevaron hasta ello. Porque nada como eso pasa porque sí, sin algo detrás. Pasaron cosas cuando me enfadé por llamarme perra. Pero no fue algo aislado. Básicamente, me cansé de la dinámica que había entre él y yo. No solo me basé en lo que pasó en esa llamada telefónica y en esa canción, sino que fue una especie de reacción en cadena de todo.

“Empecé a sentir que estábamos reconectando, lo cual me parecía genial – porque lo único que siempre quise durante toda mi carrera desde lo que sucedió en 2009 era que me respetara. Cuando alguien no te respeta y te dice que literalmente no mereces estar donde estás, yo ansiaba ese respeto por su parte, y a su vez me odiaba a mí misma por ello, porque pensaba: “Este tipo me está hostigando, pero quiero su aprobación”. Pero ahí estaba yo. Y salíamos a cenar y cosas así. Y yo estaba supercontenta, porque siempre decía cosas muy buenas de mi música. Pensé que se estaba curando algún que otro resentimiento de la infancia o de cuando tenía 19 años. Pero entonces vinieron los VMAs de 2015. Él había ganado el Premio Vanguardia. Y me llamó antes – yo no lo grabé ilegalmente, así que no puedo ponerte el audio para que la escuches. Pero el caso es que me llamó, como una semana o así antes del evento, y mantuvimos una conversación como de una hora, y entre otras cosas me dijo: “Me gustaría muchísimo que tú presentaras este Premio Vanguardia, significaría mucho para mí”, y yo analicé todos los motivos por lo que podría significar tanto para él, por qué estaba siendo tan amable y eso. Yo estaba superilusionada por que me lo pidiera, así que escribí el discurso de presentación que iba a dar. Entonces, llegamos a los premios, yo doy el discurso y él me grita: “¡La MTV ha hecho que Taylor Swift venga a entregarme este premio solo para tener más audiencia!” [Sus palabras literales fueron: “¿Sabéis la de veces que han anunciado que Taylor iba a entregarme este premio porque eso les haría tener más audiencia?”]. Y en ese momento estaba de pie en medio del público, al lado de su mujer, y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Y entonces me di cuenta de que tiene dos caras. De que quería ser amable conmigo detrás de las cámaras, pero delante solo quería hacerse el guay, ponerse por delante de todo el mundo y echar mierda. Y me quedé superdecepcionada. Luego, después de la gala, quiso que fuera a hablar con él a su camerino. Pero no fui. Al día siguiente, me envió esa cosa enorme llena de flores para disculparse. Y yo me quedé pensando: “¿Sabes qué? No quiero que estemos peleados otra vez. Voy a dejarlo pasar y ya.” Y entonces es cuando se pone conmigo al teléfono, y a mí me conmovió tanto que fuera tan respetuoso y que me hablara de dicho verso de su canción.

B: ¿El verso “Taylor y yo hasta podríamos tener sexo”?
T: [asiente]. Claro, a mí eso me hizo pensar que ya nos llevábamos bien de nuevo. Pero cuando escuché la canción, pensé: “Esto ha sido el colmo, ya no puedo más. Si quieres guerra, estemos en guerra, pero al menos sé sincero.” Y luego, hizo literalmente lo mismo con Drake. Afectó gravemente la trayectoria de Drake y de sus familias. Es lo mismo. Se te acerca, se gana tu confianza, y te detona. Y realmente no quiero hablar sobre el tema, porque me pongo nerviosa, y siento que estoy hablando mierda todo el rato, pero es lo mismo. Pregúntale a Drake sobre lo que le pasó a él. [West negó cualquier participación en la revelación de Pusha-T del hijo de Drake y se disculpó por enviar “energía negativa” hacia Drake.]

B: ¿Cuándo llegaste al lugar que se describe en la canción de apertura de Lover, I Forgot that You Existed?
T: Fue en algún momento durante la gira reputation, que fue la experiencia emocional más transformadora de mi carrera. Esa gira me puso en el lugar más sano y equilibrado en el que he estado. Tras esa gira, me podrán pasar mil cosas malas, pero ya no van a hundir. Lo que sucedió hace un par de meses con Scott [Borchetta] me habría hundido y me habría callado. Porque hubiera tenido demasiado miedo de hablar. Algo sobre esa gira hizo que me desconectara de la percepción pública en la que solía colgar toda mi intimidad, lo cual ahora sé que es superinsano.

B: ¿Pero cuál fue la revelación real que tuviste?
T: Es casi como si sintiera más dentro de mí el hecho de que mi trabajo es ser una artista. No es como esa cosa masiva que a veces imagina mi cerebro, y también la prensa, en la que todos estamos en un campo de batalla y todos moriremos en él, excepto una persona, que será quien gane. Pero yo pienso: “Pues no, porque ¿sabes qué? Katy es una leyenda. Gaga es una leyenda. Beyoncé es una leyenda. Rihanna es una leyenda. Todas lo son. Porque el trabajazo que han hecho eclipsa por completo la miopía de este ciclo de noticias clickbait que hay las 24 horas.” Y de alguna manera me percaté de eso durante la gira, mientras miraba a los rostros de la gente. Solo tratamos de entretenerles, y se supone que es algo divertido.

B: Pues sería interesante ver a estos tres últimos álbumes como una trilogía. 1989 también fue como un botón de reinicio, en realidad.
T: Por supuesto, en todos los sentidos. He hablado mucho sobre el hecho de que esa decisión [pasarse al pop] fue mía y solo mía, y desde luego se encontró con mucha resistencia. Internamente.

B: Tras descubrirse que las cosas no eran todo sonrisas con tu antiguo jefe de discográfica, Scott Borchetta, no es difícil no preguntarse cuántos conflictos más habría dentro por cosas como esta.
T: Muchas de las cosas más creativas que hice en esa discográfica fueron cosas por las que nunca tuve que pelear. Pero, ya sabes…, yo no soy como él, haciendo acusaciones absurdas y mezquinas sobre el pasado… Cuando tienes una relación comercial con alguien durante 15 años, pasas por mil altibajos. Pero prometo que pensaba que me miraba como a la hija que nunca tuvo. Y a pesar de que tuvimos muchos momentos malos y diferencias creativas, prefería quedarme con las cosas buenas. Yo quería ser su amiga. Yo pensaba que sabía lo que era que te traicionaran, pero desde luego esto que ha pasado con él ha sido una redefinición de lo que era una traición para mí, porque lo sentía como parte de la familia. Pasar de sentir que te miran como a una hija a este grotesco sentimiento de “Oh, en realidad solo era una preciada ternerita que engordaba para venderla al matadero que pagara más por ella.

B: Te ha acusado de haber rechazado asistir a la marcha Parkland y el concierto benéfico de Manchester.
T: Increíble. Esto es lo que pasaba: todos en mi equipo sabían que si Scooter Braun nos iba a traer algo, mejor que no me lo trajera a mí. El hecho de que esos dos ahora se hayan asociado después de todo lo que ha dicho de Scooter Braun… Mira que es difícil sorprenderme, pero esto fue muy impactante para mí. Ellos son dos tíos muy ricos y muy poderosos que utilizan 300 millones de dólares del dinero de otras personas para comprar, yo qué sé, el cuerpo de trabajo más femenino que tienen, por ejemplo. Y luego los ves parados en una barra de bar de madera, haciéndose una sesión de fotos de mal gusto, brindando con whisky por ellos mismos. Porque me hicieron una encerrona y lo hicieron tan furtivamente que ni siquiera lo vi venir. Y no podía decir nada al respecto.

B: De alguna manera, a nivel musical, Lover es el más indie de tus álbumes.
T: Oye, pues mola que digas eso, gracias. Está claro que es un disco peculiar. Con este álbum, siento que me he dado permiso a mí misma para revisitar antiguos temas sobre los que solía componer, mirando a ellos quizá con nuevos ojos. Y para revisitar antiguos instrumentos – antiguos en el sentido de que solía tocarlos. Porque mientras grababa 1989, estaba superobsesionada con el concepto del pop ochentero, quería que tanto su producción como su naturaleza sonaran a los 80, con esos grandes estribillos, todo sin completos. Y luego vino reputation, con el que existe un motivo por el que puse todo en minúsculas. Ese álbum no era una disculpa comercial. Y es extraño, porque ese es el disco que todo el mundo trató de explicar más, y sin embargo es justo del que yo no dije nada. En las sesiones secretas de reputation, tuve que explicarles a mis fans que era consciente de que estábamos haciendo algo nuevo que no había hecho antes; nunca antes había jugado con personajes en las canciones. Lo cual para muchos artistas es como un truco divertido, porque consideran a ese personaje como una especie de alter ego suyo. Y yo nunca antes lo había hecho, eso de jugar con tantas cosas, y mola mucho. Y moló mucho también en la gira – exponer la oscuridad, la grandilocuencia, el amargura y el amor y los altibajos de un disco lleno de confusión emocional.

B: Daylight es una canción preciosa. Podría haber sido el título del disco.
T: Y casi lo fue. Pero pensé que quizá era demasiado sentimental.

B: Y quizá demasiado perfecto también.
T: Exacto. Incluso me referí al álbum como Daylight durante un tiempo. Pero para mí, Lover era un título más interesante, más preciso en cuanto a la temática, y más elástico como concepto. Por eso You Need to Calm Down tiene sentido dentro de la temática del disco – una de las cosas de las que trata es cómo a ciertas personas no se les permite vivir sus vidas sin discriminación solo por el hecho de querer a quienes quieren.

B: Para los temas más orgánicos del disco, como Lover y Paper Rings, dijiste que te imaginabas una orquesta de boda tocándolas. ¿Con qué frecuencia ese tipo de visualización da forma al estilo de producción de una canción?
T: Es que a veces me da por fantasear sobre dónde se tocarían las canciones. Para temas como Paper Rings o Lover, me imaginaba una orquesta de boda, pero en los años setenta, por lo que no podían contar con instrumentos que aún no se hubieran inventado. Tengo imágenes así en mi cabeza continuamente. Para reputation, me imaginaba un paisaje urbano oscuro. No quería ningún instrumento tradicional acústico, o los menos posibles. Me imaginaba viejos edificios de almacenes que habían sido abandonadas y fábricas y todo ese tipo de imágenes industriales. Así que quise que la producción no contara con nada hecho de madera. Y Lover es como un suelo de madera de un establo, con cortinas medio rotas que se mueven por la brisa, y campos de flores, y terciopelo.

B: ¿Cómo se te ocurrió usar las metáforas de un instituto de secundaria para hablar de política en Miss Americana & the Heartbreak Prince?
T: Hay mil influencias detrás de esa canción en concreto. La compuse un par de meses después de las elecciones de medio mandato, y quise tratar el tema de la política a partir de un lugar metafórico en el que estaría teniendo lugar. Entonces pensé en un instituto de secundaria tradicional estadounidense, donde hay todo ese tipo de eventos sociales que hacen que alguien se pueda sentir aislado. Y creo que muchas personas en nuestro panorama político sienten que solo deberíamos acurrucarnos en las gradas y elaborar un plan para mejorar las cosas.

B: Me da la sensación de que tu fandom podría pensar que ese título te viene de Fall Out Boy.
T: Adoro a los Fall Out Boy. Su forma de componer me ha influido mucho, líricamente, probablemente más que a nadie. Ellos cogen una frase y le dan la vuelta totalmente.

B: Cantas sobre “historias americanas que se queman ante mí”. ¿Te refieres a las ilusiones de lo que es Estados Unidos?
T: Se trata de las ilusiones de lo que pensaba que era Estados Unidos antes de que nuestro panorama político tomara este giro, y esa ingenuidad que solíamos tener. Y esa también es la idea de la gente que vive en Estados Unidos, que solo quiere vivir su vida, ganarse la vida, formar una familia, querer a quienes quieran, y ver a esas personas perder sus derechos o no sentirse en casa en su propias casas… Se me ocurrió el verso “Veo cómo los malos se chocan las cinco”, porque ya no son solo esos pequeños discretos matices racistas y horribles que ya no pasan tan desapercibidos en nuestro clima político, sino también la gente que representa eso y la forma que tienen de celebrarlo tan efusivamente ante el mundo, lo cual es horrendo.

B: Ahora mismo estás en ese extraño punto en el que eres una estrella del pop rubia de ojos azules en una época como esta – hasta el punto en que, hasta que públicamente apoyaste a ciertos candidatos demócratas, los derechistas asumían que estabas de su lado.
T: No creo que lo piensen ya. Pero sí, aquello fue muy discordante, y yo no me enteré de nada hasta después de que sucediera. Porque, en ese momento, durante algún tiempo, yo ni siquiera tenía internet en el teléfono, y mi familia y equipo estuvieron muy preocupados por mí porque yo no estaba muy bien. Y ellos se ocuparon de muchas cosas sin yo tener ni idea. Y eso solo me ha pasado una vez en mi carrera. Yo siempre voy sentada en el asiento del piloto, del avión que es mi carrera, y que trato de hacer volar en la dirección que yo quiero. Pero hubo un momento en que tuve que levantar las manos del volante y decir: “Chicos, no puedo. No puedo más. Necesito que os hagáis cargo de esto vosotros porque yo voy a desaparecer un tiempo.”

B: ¿Te refieres a cuando cierto grupo de supremacistas blancos sugirió que estabas con ellos?
T: Ni siquiera vi eso, pero si pasó de verdad, es asqueroso. Literalmente, no hay nada peor que la supremacía blanca. Es repulsivo. No debería haber cabida para ello. Sigo tratando de aprender sobre política tanto como puedo, y últimamente se ha convertido en algo con lo que estoy obsesionada, mientras que antes vivía en esa ambivalencia política, porque la persona a la que votaba siempre era la que ganaba. Fue genial cuando Obama fue elegido presidente porque los países extranjeros nos respetaban. Nos hacía mucha ilusión tener a una persona digna en la Casa Blanca. Mi primera elección fue votarle para llegar a la presidencia, y luego para reelegirlo. Creo que muchas personas estaban un poco como yo, que no sabían que eso podía suceder. Pero ahora mismo estoy superenfocada en las elecciones de 2020. En cómo puedo ayudar y no obstaculizar. Tampoco quiero que resulte ser contraproducente, porque la participación de las celebridades en la campaña de Hillary ha sido usada en su contra de muchas maneras.

B: Hablaron mal de ti por no involucrarte. ¿Algo dentro de ti se arrepiente de no haber dicho “joder” y haber sido más específica cuando dijiste que votarías en las elecciones de noviembre?
T: Totalmente. Sí, me arrepiento de muchas cosas todo el tiempo. Es como un ritual diario.

B: ¿Estabas segura de que sería contraproducente?
T: Es que lo sería. Es muy fuerte cuando legítimamente sientes que los números han demostrado que prácticamente todos te odian. En plan cuantificablemente. No me estoy poniendo dramática; es la verdad. Y lo sabes.

B: Los estadios estaban llenos de gente.
T: Cierto. Pero eso fue dos años más tarde… Pienso que, como partido, tenemos que ser más que un equipo. Con los republicanos, si llevas esa gorra roja, eres uno de ellos. Y si vamos a hacer algo para cambiar lo que está sucediendo, debemos mantenernos unidos. Tenemos que dejar de fijarnos en por qué alguien está de nuestro lado o si lo están de la forma correcta o si lo han expresado adecuadamente. No tenemos que dejar de tener un estereotipo de demócrata correcto y otro de demócrata equivocado. Solo tenemos que decir: “¿Tú eres demócrata? Genial. Súbete al coche. Nos vamos al centro comercial.

B: He aquí una pregunta chunga para ti: como superfán que eres, ¿qué te pareció el final de Juego de Tronos?
T: Ay, madre. Le he dado mil vueltas a este tema. Clínicamente, nuestro cerebro responde al final de nuestra serie favorita de la misma manera que lo hace ante una ruptura. Lo leí en algún sitio. Así que no hay forma de que algo termine y te sientas bien. Independientemente de lo que pasara en el final, la gente se hubiera sentido mal igual solo por el hecho de que ya se acababa.

B: Me alegré de que confirmaras que tu verso “lista de nombres” era una referencia a Arya.
T: Me gusta sentirme inspirada por películas, espectáculos, libros y demás. Me encanta escribir sobre cualquier personaje dinámico. No toda mi vida va a ser tan compleja como toda esa intrincada red de personajes de las pelis y series.

B: Hubo un tiempo en que sí lo fue.
T: Mola que digas eso.

B: ¿Crees que es cierto eso de que, dado que tu vida cada vez  tiene menos dramas, vas a tener que inspirarte y sacar ideas de otros lugares?
T: Pues no lo siento así aún. Seguramente pase cuando forme una familia. Si es que formo una familia. [Hace una pausa.] ¡No sé ni por qué he dicho eso! Pero eso es lo que he escuchado de otros artistas, que a partir de entonces protegían su vida personal mucho, por lo que tuvieron que empezar a inspirarse en otras cosas. Pero ya te dijo, ni siquiera sé por qué lo he dicho. Porque no tengo ni idea de cómo me va a ir la vida ni de lo que va a ser de mí. Pero ahora mismo, siento que componer se me hace más fácil que nunca.

B: Nunca hablas de tu relación, pero sin embargo cantas sobre ella con detalles tremendamente reveladores. ¿Qué diferencia hay?
T: Cantar sobre algo te ayuda a expresarlo de forma más precisa. Da igual lo que sea, uno no puede simplemente decir algo en una frase y hacer que mueva a alguien de la misma forma que si escuchara esas palabras con la representación sonora perfecta de ese sentimiento… Es por eso que siempre tengo ese extraño conflicto entre ser una compositora confesional y que mi vida hace, no sé, diez años, haya sido catapultada a esa extraña cosa de la cultura pop.

B: He oído por ahí que has dicho que la gente se interesa mucho por qué canción va dedicada a quién, lo cual yo entiendo que, al mismo tiempo, siendo honestos, era como un juego para ti, ¿no?
T: Desde el principio me di cuenta de que eso era algo que siempre me iba a pasar, siempre. Cuando entiendes las reglas del juego y qué efecto van a tener en ti, debes mirar el tablero y elaborarte una estrategia. Aunque escribir canciones nunca ha sido un elemento estratégico en mi carrera, ya no tengo miedo de decir que otras cosas, como comercializar un álbum, sí que lo han sido. Y estoy harta de que las mujeres no podamos decir que tenemos mentes empresariales estratégicas, porque los artistas masculinos sí que tienen permiso para hacerlo. Y es por eso que estoy cansada de tener que fingir que no soy yo el cerebro detrás de mi propio negocio. Pero claro, esa parte de mi cerebro es distinta a la que uso para componer.

B: Has ido elaborándote tu propio negocio desde que eras una adolescente.
T: Claro, y también me he esforzado mucho – y esto es algo de lo que me arrepiento – por convencer a la gente de que no era yo quien sostenía las cuerdas del títere de mi existencia comercial, o el hecho de que me siento en una sala de reuniones varias veces a la semana y se me ocurren todas estas ideas. Durante mucho tiempo, me dio por pensar que la gente nunca piensa de una mujer en el mundo de la música otra cosa que no sea que se trata de un feliz accidente con talento. Parece que estamos forzados a decir: “¡Vaya, ha vuelto a pasar! ¡Eso quiere decir que aún lo seguimos haciendo bien! ¡Es genial!”. Alex Morgan celebrando haber marcado un gol en la Copa del Mundo y recibiendo solo mierda por ello es el ejemplo perfecto de por qué a nosotras no se nos permite alardear o presumir de algo o decir algo tipo: “Pues sí, lo he hecho yo. Se me ha ocurrido a mí.” Creo que es muy muy injusto. La gente adora a las nuevas artistas femeninas porque son capaces de explicar el éxito de esa mujer; es una trayectoria sencilla. Mira el final de Juego de Tronos: me vi específicamente reflejada en la historia de Daenerys porque para mí retrataba que para una mujer es mucho más fácil llegar al poder que mantenerlo.

B: Ya, pero ella se cargó a gente…
T: ¡Pero hombre, era una metáfora! Obviamente, no me gustó que Daenerys se convirtiera en ese tipo de personaje, pero quitándole eso, yo pensé que tal vez estaban tratando de hacer ver que retratarla subiendo la escalera a la cima era mucho más fácil que manteniéndola en ella, porque para mí, los momentos en los que sentía que me iba a volver loca era cuando trataba de mantener mi carrera de la misma manera en que iba ascendiendo en ella. Es más fácil obtener energía que conservarla. Es más fácil llamar la atención que conservarla.

B: Bueno… Supongo que debemos estar agradecidos porque no te hicieras con un dragón en 2016…
T: [en tono agresivo] ¡Que te he dicho que no me gustaba eso de ella! Pero quiero decir, si vemos la serie…, igual eso era como una reflexión de cómo se trata a las mujeres en el poder, cómo se conspira contra ellas y se les atraca hasta que se sienten así – en medio de un caos en el que se preguntan qué es lo que ha cambiado. Pues algo parecido me ha pasado a mí como 60 veces a lo largo de mi carrera, que pensaba: “Oye, el año pasado te gustaba… ¿Qué ha pasado para que ya no lo haga? Supongo que cambiaré de nuevo con tal de mantener a todo el mundo entretenido.

B: Una vez dijiste que tu madre no te castigaba de pequeña porque ya lo hacías tú sola. Esa idea de cambiar ante las críticas y querer tener siempre la aprobación es parte de querer ser buena, ¿verdad? Bueno, lo que sea. Pero eso parece que es una fuerza impulsora en tu vida.
T: Pues sí, eres bueno, ¿eh? A ver, la cuestión que se me planteó fue: si sigues tratando de hacer cosas buenas, pero todo el mundo las ve de una manera cínica y asumen que se hacen sin motivación y con malas intenciones, ¿seguirías haciendo cosas buenas, aunque nadie las viera como tal? Y la respuesta es sí. La crítica constructiva es útil para el crecimiento de mi personaje. La crítica sin fundamento es algo que ahora me entra por una oreja y me sale por la otra.

B: Esos son pensamientos supersanos… ¿Habla la terapia o es solo la experiencia?
T: Nunca he estado en terapia. Hablo mucho con mi madre, porque es quien ha sido testigo de todo. Es que… Dios, se requiere de mucho tiempo para contarle a una persona mis últimos 29 años de vida, y mi madre es la única que ha visto todo. Ella sabe justo de dónde vengo. Y hablamos sin parar. Hubo momentos en los que tenía días muy muy muy malos en los que lo único que hacíamos era hablar por teléfono durante horas y horas. Escribía algo que quería decir, y en lugar de publicarlo en redes, se lo leía y ya.

B: Todo esto me recuerda por algún motivo al verso de DaylightHe cruzado mil líneas imperdonables” – como un tipo de confesión diferente.
T: Me alegra que te guste ese verso, porque eso es algo que me jode mucho, que eches la vista atrás y te des cuenta de que, sea lo que sea, arruinas las cosas. Hay personas que estuvieron en tu vida y ya no – y no hay nada que puedas hacer al respecto, ni para cambiarlo, ni para arreglarlo. Anoche les conté a mis fans que, a veces, en mis días de bajón, siento que mi vida es un montón de basura acumuladas por los malos titulares o las cosas malas que han pasado, o los errores que he cometido, o los clichés o rumores o cosas así que la gente piensa o ha pensado de mí en los últimos 15 años. Y, es más, esa idea es parte del videoclip de Look What You Made Me Do, en el que aparecen literalmente un montón de antiguas yo luchando entre sí. Pero sí, ese verso en concreto es un indicativo de mi ansiedad por que todo en mi vida no siempre sale bien. Muchas veces, haces una llamada que no deberías o tomas una decisión equivocada. O dices algo que no debes. O haces daño a una persona, incluso sin querer. Y realmente no sabes cómo arreglar todo eso. Menos aún cuando ya tienes 29 años.

B: Voy a demostrar que trabajo para la Rolling Stone un segundo: por ahí hay un verso de Springsteen que dice: “Tío, no hay nadie que se vaya de este mundo / Sin la camisa manchada o las manos llenas de sangre.”
T: ¡Es buena esa, es buena! Nadie pasa de una pieza. Creo que es algo difícil de entender para mucha gente. Y sé que fue difícil para mí, porque crecí pensando: “Si soy amable y trato de hacer lo correcto…, ya sabes, lo petaré allá donde vaya.” Pero resulta que no.

B: Hablando del tema, es interesante considerar I Did Something Bad.
T: Mola que lo digas porque es algo con lo que yo misma me he tenido que reconciliar, ese “complejo de buena”. Porque siempre, desde pequeña, he intentado ser amable con todo el mundo, una buena chica. Y a veces, no te tratan bien. ¿Y qué respondes tú cuando no lo hacen? Porque no puedes quedarte sentado y mirar cómo pasa y ya está. I Did Something Bad iba de hacer algo que estaba en contra de lo que normalmente haría. Katy [Perry] y yo estuvimos hablando una vez de las etiquetas que nos ponen… [Risas]

B: Qué frase más genial.
T: [Risas] Te odio. Estuvimos hablando del tema durante una larga conversación que tuvimos cuando volvimos a llevarnos bien y eso. “Si ahora mismo estuviéramos tomando vino, estaríamos llorando.” Porque en realidad estábamos tomando té. La verdad es que hemos tenido muy buenas conversaciones ella y yo.

Hemos hablado de cómo hemos tenido malentendidos con personas del pasado en general, ni siquiera entre nosotras específicamente. Ella me decía: “Yo soy Escorpio. Los Escorpio solo atacan cuando se sienten amenazados.” Y yo le contesté: “Bueno, yo soy una arquera (Sagitario). Nosotros, literalmente, retrocedemos, evaluamos la situación, procesamos cómo nos sentimos al respecto, levantamos un arco, tiramos hacia atrás y disparamos la fecha.” Son maneras totalmente distintas de procesar el dolor, la confusión y los errores. Y es por eso que a veces he tardado en sentir que algo me duele y luego decir que me duele. ¿Me explico?

Con el vídeo de los VMA 2019, me quedo literalmente bloqueada. Vuelvo a estar allí, parada. Y así es como controlo cualquier molestia o cualquier cosa que me duela. Vuelvo al lugar y me bloqueo. Y luego, cinco minutos después, caigo en cómo me siento. En el momento, probablemente estoy exagerando demasiado. Luego, lo proceso, y en cinco minutos, si se me ha pasado, pienso que es parte del pasado y que solo estaba exagerando. Que todo está bien y que puedo superarlo. Pero cuando lo que ha ocurrido es algo malo malo de verdad, o algo que me ha molestado o dolido de verdad, solo soy consciente tiempo después de que pase. Porque es algo a lo que seguramente le he dado muchas vueltas. Y eso es algo en lo que tuve que trabajar bastante.

B: Podrías terminar haciéndote luz de gas a ti misma.
T: Pues seguramente. Porque hay muchas situaciones en las que, si hubiera dicho lo primero que se me hubiera venido a la mente, la gente se hubiera sorprendido. Y tal vez me habría equivocado. Así que hace un par de años empecé a trabajar en responder a mis emociones de una manera más rápida. Y me ayudó de verdad. Me ayudó mucho porque muchas veces entras en discusiones. Pero el conflicto en el momento es mucho mejor que el combate tras el suceso.

B: Bueno, pues gracias.
T: Siento que acabo de terminar una sesión de terapia. Como alguien que jamás ha estado en terapia, puedo asegurar que ha sido la mejor sesión que he tenido.






Fuente: Rolling Stone
Traducción: El Rincón de Taylor

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