ARTÍCULO: Entrevista para ELLE US (Abril 2019)

30 COSAS QUE HE APRENDIDO ANTES DE CUMPLIR LOS 30

Por Taylor Swift


Según mi partida de nacimiento, cumplo los 30 este año. Y es raro, porque en parte siento que tengo 18 años y en parte 283. Pero lo cierto es que la edad real que tengo ahora mismo es 29. La gente dice que los 30 son los años más divertidos, así que os mantendré informados sobre mis conclusiones cuando llegue a experimentarlos. Pero mientras tanto, he pensado en compartir algunas de las 30 lecciones que he aprendido antes de cumplir los 30, porque estamos en 2019 y compartir en vivir.


LECCIÓN UNO. He aprendido a bloquear ciertos ruidos. Las redes sociales son geniales, pero también pueden inundarte el cerebro de imágenes de lo que no eres, de tus fracasos o de esa persona que está en un lugar más guay que tú en un momento concreto. Una de las cosas que hago para reducir ese extraño rayo láser de inseguridad es desactivar los comentarios. Sí, tengo los comentarios desactivados en mis publicaciones. De esta manera, mantengo informados a mis amigos y a mis fans, y a la vez acostumbro a mi cerebro a no necesitar la opinión de nadie que me diga que he salido genial en una foto. También bloqueo a todo aquel que sienta la necesidad de decirme que me muera en un agujero, mientras me tomo el café a las nueve de la mañana. Creo que es sano para la autoestima de uno mismo necesitar menos elogios por Internet para apaciguar el ambiente, especialmente cuando tres comentarios más abajo lees, sin querer, a alguien diciéndote que pareces una comadreja atropellada por un camión y luego operada por un taxidermista borracho. Un comentario real que me escribieron una vez.

LECCIÓN DOS. Ser agradable con todo el mundo todo el tiempo puede meterte en problemas. Si bien puede ser algo nato por haber sido educada para ser toda una señorita, esto también puede contribuir a algunos de los mayores arrepentimientos de tu vida si alguien se aprovecha de esa cualidad que tienes. Créetelo, confía en tu instinto y sé consciente de cuándo devolver el golpe. Sé como una serpiente: muerde solo si alguien te pisa.

LECCIÓN TRES. Intentarlo y fracasar, y luego intentarlo otra vez y fracasar otra vez es normal. Puede que no sea normal en mí, porque todos mis fracasos son desproporcionados y se han convertido en un deporte para espectadores gracias al afán de desprestigiar de la prensa (vamos, tenéis que permitirme un momentito de rencor). PERO DICHO ESTO, es bueno liarla y aprender de ello y asumir los riesgos. Y es bueno, sobre todo, durante los veintitantos, porque es cuando estamos experimentando todo el tiempo. Es algo BUENO. Siempre estaremos experimentando cosas, continuamente, pero nunca de una manera tan intensa como cuando nuestros cerebros se están desarrollando a un ritmo tan acelerado. Y no, esto no es una excusa para que vayas a escribirle a tu ex ahora mismo. Eso no es lo que he dicho. O hazlo, yo qué sé, tal vez aprendas de ello. Probablemente, olvidarás lo que aprendiste y te vuelva a pasar lo mismo. Pero está bien, ¿no? Solo estás experimentando.

LECCIÓN CUATRO. He aprendido a dejar de odiar cada gramo de grasa de mi cuerpo. Me he esforzado mucho en acostumbrar a mi cerebro a entender que un poco más de peso significa curvas, un pelo más brillante y más energía. Creo que muchos de nosotros superamos los límites de las dietas, pero llevar el tema demasiado lejos puede ser muy peligroso. Y no hay ninguna solución rápida. Yo solo trabajo aceptando mi cuerpo cada día.

LECCIÓN CINCO. Destierra los dramas. Tienes mucho espacio y energía en tu vida para dárselos a quienes están en ella. Así que sé exigente. Si alguien te está haciendo daño, agotando o causando dolor de una forma irresoluble, bloquear su número no es nada cruel. Es solo una sencilla opción que tiene tu móvil para eliminar los dramas si así lo deseas.

LECCIÓN SEIS. He aprendido que la sociedad está continuamente enviando mensajes muy contundentes a las mujeres sobre que mostrar los signos físicos propios del envejecimiento es lo peor que nos puede pasar. Estos mensajes dicen, básicamente, que las mujeres no podemos envejecer. Es una regla imposible de cumplir, y me encanta lo abierta que Jameela Jamil ha sido sobre este tema. Leer sus palabras es como escuchar a la voz de la razón entre todos esos mensajes ruidosos que establecen que las mujeres debemos desafiar a la gravedad, al tiempo y a la naturaleza, solo para conseguir ese extraño objetivo de obtener la juventud eterna, que ni por asomo se le requiere a los hombres.

LECCIÓN SIETE. Mi mayor miedo. Tras el atentado en el Manchester Arena y el tiroteo en el concierto de Las Vegas, estaba muerta de miedo con esta gira porque no sabía cómo íbamos a mantener a salvo a 3 millones de fans durante siete meses. Hubo mucha planificación, muchos gastos y mucho esfuerzo para mantenerles seguros. Mi miedo a la violencia sigue estando presente en mi vida personal. Llevo vendas militares QuikClot, para prevenir heridas de bala o puñaladas. Los sitios web y la prensa se han empeñado en publicar por Internet las direcciones de todas mis residencias. Ya tienes suficientes acosadores que intentan colarse en tu casa y tú solo te preparas para lo peor. Todos los días, trato de recordarme las cosas buenas del mundo, el amor que he visto y la fe que tengo en la humanidad. Tenemos que vivir con valentía para sentirnos realmente vivos, y eso implica que no nos dejemos gobernar por nuestros mayores miedos.

LECCIÓN OCHO. He aprendido a no dejar que las opiniones externas definan el valor que le doy a las decisiones de mi propia vida. Durante demasiado tiempo, las opiniones proyectadas de extraños afectaron a la forma en que veía mis relaciones. Ya sea el consenso general en Internet de quién sería la persona adecuada para mí, o lo que pensaron que eran "objetivos de pareja" ("couple goals") basados en una foto que en algún momento publiqué en Instagram. Todo eso no es real. Para alguien que necesitaba la continua aprobación de todo como yo, fue una lección importante para mí aprender a tener mi PROPIO sistema de valores de lo que realmente quiero.

LECCIÓN NUEVE. He aprendido a hacer cócteles sencillitos como las copas de Pimm's, los spritzes Aperol, los Old-Fashioned's y los mojitos porque... porque así fue mi 2016.

LECCIÓN DIEZ. Siempre he cocinado UN MONTÓN, pero durante este tiempo encontré tres recetas que sé que haré en cenas de por vida: los espaguetis con albóndigas de Ina Garten (yo las hago con miga de pan de molde y con carne picada), el pollo Mughlai de Nigella Lawson y las fajitas de pollo con mole de Jamie Oliver. Además, hacerme con una trituradora de ajo supuso un punto de inflexión en mi vida. También he aprendido a pasar de grados Celsius a Fahrenheit a cabeza al instante. (Lo cual, estoy segura de que es algo de lo que Internet se burlaría.)

LECCIÓN ONCE. Hace poco, descubrí la cinta adhesiva Command, y seguro que tendría menos agujeros en las paredes de mi casa si hubiera colgado las cosas con ese método desde el principio. Y no es publicidad. Es que me encanta de verdad la cinta adhesiva Command.

LECCIÓN DOCE. Pedir disculpas a alguien a quien has hecho daño que de verdad te importa no te quita nada. Incluso si no fue intencionadamente, es muy fácil pedir perdón y seguir con tu vida. Intenta no decir "Lo siento, pero..." ni ponerte excusas a ti mismo. Aprende a pedir disculpas sinceras, y así podrás evitar romper la confianza que tienes con tus amigos y relaciones.

LECCIÓN TRECE. En casos de agresión sexual, siempre creo a la víctimaSeguir adelante es algo agonizante por lo que pasar. Lo sé porque mi juicio por agresión sexual fue una experiencia horrible y desmoralizadora. Y creo a las víctimas porque conozco de primera mano la vergüenza y el estigma que conlleva levantar la mano y decir: "Esto me pasó a mí". Es algo que nadie desearía que le ocurriera. Nos pronunciamos porque tenemos que hacerlo, y por temor a que le pueda pasar a otra persona si no lo hacemos.

LECCIÓN CATORCE. Cuando a alguien a quien conoces le pasa algo trágico que tú nunca has experimentado, está bien decir que no sabes que decirA veces, solo decir que lo sientes es lo único que alguien quiere escuchar. Está bien no tener ningún consejo útil que dar; no tienes todas las respuestas del mundo. Sin embargo, no está bien desaparecer de su vida en sus épocas más oscuras. Que le apoyes es lo único que alguien necesita cuando está en sus momentos más difíciles. Incluso si realmente no puedes ayudarle en esa situación, está bien que sepa que lo harías si pudieras.

LECCIÓN QUINCE. ¡Las vitaminas me hacen sentir mucho mejor! Tomo L-teanina, que es un suplemento natural que ayuda contra el estrés y la ansiedad. También tomo magnesio para la salud y energía muscular.

LECCIÓN DIECISÉIS. Antes de tirarte de cabeza a la piscina, podrías..., no sé..., ¡darte la oportunidad de conocer a alguien! No es oro todo lo que reluce, y a veces las primeras impresiones engañan. Es impresionante cuando alguien encanta a todo el mundo al instante, pero lo que ahora sé que da más valor a una persona no es su ser encantador cuando la conoces (yo lo llamo "sólidos primeros 15"), sino las capas que descubres que tiene con el tiempo. ¿Es esa persona sincera, consciente y astutamente divertida en los momentos en que menos te lo esperas? ¿Está ahí cuando la necesitas? ¿Te sigue queriendo después de haberte visto destrozado? ¿O después de haberte pillado manteniendo una conversación con tus gatas como si fueran personas? Estas son cosas que jamás podrían saberse en una primera impresión.

LECCIÓN DIECISIETE. Después de pasar mi adolescencia y principios de los veinte quedándome dormida con el maquillaje en la cara y usando un Sharpie como delineador de ojos (NO LO HAGÁIS), sentía que tenía que empezar a cuidar mi piel un poco. Ahora, me hidrato la cara cada noche y me aplico loción corporal después de la ducha, no solo en invierno, sino todo el año, porque, ¿¡por qué no puedo yo estar suave durante todas las estaciones!?

LECCIÓN DIECIOCHO. Detecta cicatrices de la infancia y rectifícalas. Por ejemplo, no ser popular de niña siempre fue una gran inseguridad mía. Incluso ya adulta, aún tengo recuerdos recurrentes de sentarme a la mesa sola o de esconderme en el baño, o de intentar hacer amigos nuevos y que se rieran de mí. A los veintitantos, de repente estaba rodeada de chicas que querían ser mis amigas. Así que lo grité a los cuatro vientos, publiqué mil fotos y celebré que me habían aceptado en un grupo de hermanas, sin caer en que otras personas podrían seguir sintiéndose como me sentía yo cuando me sentía tan sola. Es importante abordar nuestros viejos problemas antes de convertirnos en la viva encarnación de ellos.

LECCIÓN DIECINUEVE. Jugar a juegos mentales es para tontear. En una relación o amistad de verdad, te estás disparando en el pie si no le cuentas a la otra persona cómo te sientes y cómo se puede solucionar. Nadie puede leer mentes. Si alguien te quiere de verdad, querrá que verbalices cómo te sientes. Esto es la vida real, no una partida de ajedrez.

LECCIÓN VEINTE. Aprende la diferencia entre amistades de toda la vida y conocidos. Hay algo en la frase "¡Tenemos veintitantos, somos jóvenes!" que hace que la gente se divida en grupos de personas que son como la familia que uno elige. Y quizá lo sean durante el resto de tu vida. O tal vez solo sean tus compañeros durante una época importante, pero no para siempre. Da pena, pero a veces, cuando maduras, superas las relaciones. Y puede que dejes amigos atrás en el camino, pero siempre te quedarán los recuerdos.

LECCIÓN VEINTIUNO. La moda es para hacer experimentos. Si no echas un vistazo a las fotos de tus antiguos modelos de ropa y te da vergüenza ajena, es que lo estás haciendo mal. Véase: Bleachella.

LECCIÓN VEINTIDÓS. Cómo tener discusiones sanas con la gente a la que quieres. Es probable que no quieras hacer daño a la persona que quieres y que ella no quiera hacértelo a ti. Si puedes reducir la tensión para que una discusión sea solo una conversación sobre de dónde ha venido la otra persona, existe una mayor probabilidad de que puedas evitar que uno de los dos pase la vergüenza de "haber perdido la pelea" y de que se le suba el ego al que "la haya ganado". Conozco a una pareja que, en medio de una discusión, siempre dice: "Oye, que estamos en el mismo equipo." Tienes que encontrar una forma de desactivar esa ira que puede descontrolarse y hacer que se te olviden las cosas buenas que los dos construisteis. No se reparten premios por ganar la mayor cantidad de peleas en una relación. Solo se reparten papeles del divorcio.

LECCIÓN VEINTITRÉS. He aprendido que tengo amigos y fans en mi vida a los que les da igual si estoy #cancelada (#cancel). Estuvieron ahí en mis peores momentos y siguen estando ahí ahora. Mis fans y su atención, mi bienestar y mi música fueron lo que me ayudó a superarlo. Lo que más me emocionaba en el reputation Stadium Tour era saber que estaba mirando las caras de las personas que me ayudaron a levantarme. Jamás olvidaré a quienes se quedaron.

LECCIÓN VEINTICUATRO. He tenido que aprender a gestionar enfermedades graves en mi familia. Mis dos padres han tenido cáncer, y ahora mi madre está luchando contra él de nuevo. Eso me enseñó que existen problemas de verdad, y luego está todo lo demás. El cáncer de mi madre es un problema de verdad. Yo solía preocuparme mucho por los altibajos diarios. Y ahora brindo toda mi preocupación, atención y plegarias a los problemas de verdad.

LECCIÓN VEINTICINCO. Recuerdo que la gente me preguntaba: "¿Y de qué vas a escribir cuando seas feliz?". Existe un error común de creer que los artistas tenemos que estar tristes para hacer un buen arte, que el arte y el sufrimiento van de la mano. Y estoy completamente agradecida de haber aprendido que esto no es cierto. Haber encontrado la felicidad y la inspiración a la vez ha sido simplemente genial.

LECCIÓN VEINTISÉIS. Hago cuentas atrás para cosas que me hacen mucha ilusión. Cuando he pasado por momentos chungos, siempre me ha aliviado un poco descargarme una aplicación de cuentas atrás (son gratuitas) y hacerlas para cosas que espero con ansia. Incluso si no se trata de vacaciones ni nada por el estilo, está bien mirar hacia el futuro. A veces, podemos sentirnos abrumados por el presente, y es bueno tener una cierta perspectiva de que la vida sigue, para mejorar las cosas.

LECCIÓN VEINTISIETE. He aprendido que desarmar el insignificante acoso de alguien puede ser tan simple como aprender a reír. Desde mi experiencia, he visto que los acosadores quieren que se les tema y se les tome en serio. Hace unos años, alguien comenzó una campaña de odio llamándome serpiente por Internet. El hecho de que tanta gente le siguiera el juego, llevó a que me sintiera peor de lo que me había sentido nunca en mi vida, pero no te puedes imaginar lo difícil que me resultaba evitar reírme cada vez que mi cobra inflable de 19 metros de alto llamada Karyn aparecía sobre el escenario frente a 60.000 fans que gritaban a pleno pulmón. Eso es el equivalente en una gira por estadios de responder al odioso comentario por Instagram de un troll con un "jajaja" ("lol"). Sería genial si pudiéramos obtener una disculpa de nuestros acosadores, pero tal vez lo único bueno que haya conseguido sea la satisfacción de saber que pude sobrevivir a ello y que pude prosperar.

LECCIÓN VEINTIOCHO. Me estoy pronunciando sobre temas de política. He estado investigando mucho sobre el sistema político y las ramas del gobierno que trata temas que nos afectan a nuestra vida cotidiana. Vi que había tantos problemas que ponían en riesgo a nuestros ciudadanos más vulnerables, que sentí que tenía que hablar del asunto para tratar de cambiar algo. Solo como alguien con casi 30, me sentí lo suficientemente informada como para hablar de ello a mis 114 millones de seguidores. Invocar el racismo y provocar miedo mediante mensajes subliminales no es lo que yo quiero de nuestros líderes, y me he dado cuenta de que en realidad era mi responsabilidad utilizar mi influencia contra esa retórica repugnante. Y haré más para ayudar. Tenemos un gran desafío pendiente para el año que viene.

LECCIÓN VEINTINUEVE. He aprendido que tu pelo puede cambiar completamente de textura. Desde que nací, he tenido el pelo súper rizado y ahora lo tengo LISO. Es justo el pelo liso que me moría de ganas de tener en el instituto. Pero justo cuando estaba aprendiendo a querer a mis rizos, me han dejado. Por favor, rezad por que vuelvan. 

LECCIÓN TREINTA. Mi madre siempre me cuenta que, cuando era pequeña, nunca me tuvo que castigar por portarme mal porque ya me castigaba yo solaMe encerraba en mi habitación y me juraba que no me perdonaría jamás a mí misma, como si fuera un niño de cinco años. Me he dado cuenta de que ahora hago lo mismo cuando siento que he cometido un error, ya sea un destierro autoimpuesto o callarme y aislarme. Me he dado cuenta de que necesito poder perdonarme a mí misma para tomar la decisión incorrecta, confiar en la persona equivocada o, metafóricamente, darme un golpe contra la pared delante de todo el mundo. Da paso a la luz y déjalo pasar.





Fuente: ELLE US
Traducción: El Rincón de Taylor

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